sábado, agosto 30, 2008

Laberinto


A mí no me gusta la lluvia.

Pensé que me gustaba, y no es sino hasta hoy, que camino bajo una ridícula llovizna de agosto, que me doy cuenta de que no ha sido sino una metáfora barata; un recurso literario del que me aferré con todas mis fuerzas. No fue más que una liana en medio del oscuro bosque que es mi confusión; pero este tarzán esta un poco pasado de peso y se ha precipitado al suelo, justo a la mitad del abismo.

A veces todo en lo que crees se desmorona ante tus ojos como una infinita pila de platos cayendo al suelo. Y de pronto te quedas congelada, pasmada en el espacio, y eres un ciego al que le acaban de arranchar el bastón con el que ha trazado su camino su vida entera... Y el ciego se cae también, pero no por exceso de peso, sino por falta de ojos, se cae a un pozo de aguas servidas. Al menos el ciego dentro de su desgracia es afortunado: no puede ver toda la mierda que se está tragando...


... En sus últimos instantes, antes de morir, ahogado entre las heces.

Las luces amarillentas de la avenida Arequipa me recuerdan que realmente no estoy yendo a ningún lado. No tengo ninguna causa por la cual luchar hasta perder la vida o la moral, no tengo una banda de rock y según los paradigmas sociales, seguramente solo sería una deplorable parodia de persona.

Y ¿Qué opciones tengo, después de todo? Si no entiendo bien aún a donde es que hay que ir; si no comprendo para que camina tanto la gente si al final del día, todos los exhaustos caminantes revientan en el cielo como esas burbujas que venden a un sol en el jirón de la unión. Y ellos son las burbujas y yo soy la bolita de acero que viene en ese pequeño laberinto de la tapa: y hay mil caminos q no van a ningun lado.

Mi metálico cuerpo se ha perdido entre los campos magnéticos de las canciones de fito paez, los besos de mi novia, la marihuana y los fettuccinis en salsa alfredo.

No hay mas, para mí ya no hay más. Porque un día me di cuenta de que no tiene objeto esta vida, que no tienen objeto las metas que me vaya a trazar, que no tiene objeto jugar a ser grandes y a tener cosas y acumular papelitos con los que me puedo limpiar el culo o me puedo comprar un carro de lunas polarizadas, rojo, como el q tenia cuando era niña; pero esta vez de verdad.

Pero... ¿vale la pena?
Vale la pena matar y morir por dinero?
Vale la pena tirarse a un viejo por dinero?
Vale la pena vender ideales por dinero?

If so... por cuanto?

8 comentarios:

Seamos lecas dijo...

Por lo q creas q valgas.

Croc Croc Croc dijo...

ay no, yo no me vendo... (U_U)

Anónimo dijo...

Vale la pena todo!!!, haz tu banda de rock, cagate de risa en el ecenario, que la vida esta para pasarla supacool. Cantas de la pm.

Seamos lecas dijo...

Comos tus cepillos supacool? jaja

Croc Croc Croc dijo...

Asu... he tardado para recordar lo de los cepillos supacool... jejeje, q demencia ya estoy quemando.

Gracias por decir q canto de la pm... (^-^)

Seamos lecas dijo...

Besitos muchos

Anónimo dijo...

oe postea mas pex, o nos vaos a quedar loreando sobre los cepillos supacool, jajaja

Croc Croc Croc dijo...

Los cepillos son buen tema, though... sobre todo los supacool